Poco a poco, el belén nos lleva a la gruta, donde encontramos las figuras de María y de José. María es una madre que contempla a su hijo y lo muestra a cuantos vienen a visitarlo. Su imagen hace pensar en el gran misterio que ha envuelto a esta joven cuando Dios ha llamado a la puerta de su corazón inmaculado. Ante el anuncio del ángel, que le pedía que fuera la madre de Dios, María respondió con obediencia plena y total. ùSus palabras: «He aquí la esclava del Señor; hágase en mí según tu palabra» (Lc 1,38), son para todos nosotros el testimonio del abandono en la fe a la voluntad de Dios. Con aquel “sí”, María se convertía en la madre del Hijo de Dios sin perder su virginidad, antes bien consagrándola gracias a Él. Vemos en ella a la Madre de Dios que no tiene a su Hijo sólo para sí misma, sino que pide a todos que obedezcan a su palabra y la pongan en práctica (cf. Jn 2,5).
Queridas hermanas la Navidad nos ayude a adentrarnos una vez más en este misterio del amor del Padre. María nos enseña en el pesebre este doble aspecto de nuestra consagración: contemplar al Señor y no retenerlo para sí; abandonarnos en la fe a la voluntad de Dios y cumplirla con alegría! Nuestra Beata y amada Madre Fundadora quería que imitáramos a María, que fuéramos otras Marías. He aquí las dimensiones que debemos desarrollar cada día para ser fieles a este fin: contemplar y compartir el fruto de nuestra contemplación; buscar y encontrar en esa contemplación lo que Dios nos pide y no dudar, abandonarnos y sumergirnos en ese misterio de amor que Él quiere repetir en nosotras. Y esto debemos hacerlo y repetirlo cada día. Nos escogió para que Su Palabra hecha carne fuera escuchada, amada y obedecida. Solo si hacemos esta experiencia podremos como en el pesebre “mostrarlo a cuantos vengan a visitarlo”. Y dar un paso más todavía: ir donde no sepan que el Señor ha venido pues “¿cómo podrán creer si no han oído hablar de él? Y ¿cómo oirán si no hay quien lo proclame?”2 Les deseo a cada una ferviente y feliz Navidad. Inicien el año Nuevo con gratitud y esperanza y llenas del espíritu misionero que impulse a dar siempre más. Son los deseos de vuestra agradecida
M. Cristina Orsillo, cfm.
Superiora General 2015 - 2021
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