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FELICITACIÓN POR NAVIDAD

FELICITACIÓN POR NAVIDAD

Prot. N 275/2023                                                                                                   Hágase Tu Voluntad!                                                                             
                                                                                                                              Roma, 16 de diciembre de 2023
 
 
 


 
En este día nació el Sol del amor, el Salvador del mundo, nuestra luz. 
Vino a traernos la verdadera vida, a mostrarnos el camino del sacrificio por la salvación de la humanidad, 
para gloria del Padre celestial.

 
(Beata María de Jesús Crucificado Petković)

 
 
 
FELICITACIÓN POR NAVIDAD
 
 
Queridas superioras provinciales y locales, hermanas y novicias,
postulantes y aspirantes en la Congregación!
 
Cristo nació para nosotras, ¡venid, adoremos! ¡En el clima de alegría navideña, por el nacimiento de Jesús, unidas en el espíritu, les deseo en abundancia la bendición de Dios, la paz y la santa alegría!
 
Queridas hermanas, este año celebramos los 800 años de la realización del primer belén viviente en Greccio, que preparó nuestro seráfico Padre San Francisco. Inspiradas por su ejemplo, también nosotras, con mucho amor y creatividad, preparamos belenes en nuestra habitación, en la parroquia, en la escuela, en el hospital y en otros lugares. Todos los belenes son bellos porque en ellos yace sobre una paja el más bello de todos los hijos de los hombres, el pequeño Jesús. El belén atrae con su rica expresividad a través de ángeles, personas y animales, diferentes paisajes de la tierra y del firmamento, y Jesús nos habla dulcemente con su pobreza, sencillez, amor y misericordia.
 
La Navidad es la celebración del amor de Dios, la venida de Dios entre nosotros, la celebración de la esperanza y la vida gozosa, la celebración del pequeño Niño y del Dios humilde, la celebración de la familia, la paz y la fraternidad. Dios, amor eterno, encontró el camino de la humildad y se hizo nuestro hermano en el pobre Belén. Él nació para nosotros en un sencillo pesebre para que podamos acercarnos a Él, adorarlo y entregarle con gratitud nuestro corazón y todo lo que somos y tenemos porque todo lo hemos recibido de Él. El ardor de un corazón puro, su regalo favorito se canta en los cantos natalicios.
La Beata Madre Fundadora nos dice: Hijas mías, así como los humildes y los pobres se acercaron a Jesús y le sirvieron, así también nosotras, almas religiosas, acerquémonos a Él y sirvamos a nuestro Divino ejemplo en la humillación y la pobreza. En el belén de nuestro Señor encontrarán los ejemplos más perfectos de todas las virtudes.

 
En el pesebre encontramos la Virgen María y a San José, pastores, reyes, buey, asno, ovejas y ángeles mientras cantan en armonía: ¡Gloria a Dios en las alturas y paz en la tierra a los hombres de buena voluntad! Todos se regocijan por el nacimiento del Salvador. María observa a su Niño y lo muestra a todos los que vienen a visitarlo. María recordó estos acontecimientos y lo guardó en su corazón. Su ejemplo nos anima a hablar a todos de Jesús con nuestra vida y fiel cumplimiento de la voluntad de Dios, lo que confirma San José con su ejemplo de hacer la voluntad de Dios, sin vacilación, en los momentos oportunos y en los momentos incómodos. Jesús está en el centro del establo de Belén y todo está conectado con Él. Él es: …Dios verdadero de Dios verdadero, engendrado, no creado, de la misma sustancia que el Padre, por medio de Él fueron creadas todas las cosas. Por nosotros los hombres y por nuestra salvación bajó del cielo, y por obra del Espíritu Santo se encarnó en el seno de la Virgen María y se hizo hombre. Así lo confesamos en el Credo Niceno-Constantinopolitano. En la pequeñez, debilidad y fragilidad de un niño, Dios esconde su poder divino que todo crea y transforma. Los brazos extendidos de Jesús quieren abrazarnos, esperan que nos inclinemos, lo abracemos con ternura y lo besemos con palabras sinceras: ¡Jesús, te amo!
 
Queridas hermanas, esta Navidad detengámonos en el pesebre para observar esta maravillosa escena y dejar que la gracia misteriosa hable a nuestro corazón de la ternura de Dios por cada persona y por toda la creación Agradezcámosle el don de la fe que hemos recibido de nuestra familia y transmitámoslo a los hombres de nuestro tiempo que son hambrientos espiritualmente porque no conocen a Jesús. Como pastores y reyes, celebremos y alabamos a Dios y anunciamos a todos la alegría de la Navidad. Hoy, 800 años después del primer belén de San Francisco, esta costumbre aún vive en la Iglesia y proclama con fuerza, a creyentes y no creyentes, que Dios es Padre bueno, Amante, Salvador y Redentor de todo hombre.

 
Nosotras, sus amadas esposas, testimoniamos la fidelidad del amor y la misericordia del Niño de Belén, y que a través de nuestra benevolencia y generosidad nuestras hermanas, niños, ancianos, enfermos y pobres, sientan el amor de Jesús y celebren la bondad de Dios en esta Navidad.
 
Mis queridas hermanas, con estos pensamientos les deseo de todo corazón una ¡Feliz Navidad y que el nuevo año 2024 esté lleno de paz y bendiciones!
 
En el pequeño Jesús las amo y las bendigo, vuestra.
M. Fides Babić
Superiora General

 


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